Relato. Crónicas de una asesina.

Hace muchos años, estando en clase una profesora pregunto por los talentos de cada uno, los dones, a que se dedicaban, muchos pintaban, otro dibujaban, otros cantaban, eran músicos, yo no sabía hacer nada de eso, no tenía ningún talento, o por lo menos eso pensaba... Yo no sabía dibujar, ni cantar ni tocar ningún instrumentos, no sabía hacer nada artístico, no poseía ningún talento, entonces decidí dejarlo todo, meterme en el ejército, hay empecé a darme cuenta de que si tenía un talento, pero no artístico, aunque yo si lo veía como un arte, pero estoy segura de que aquella profesora no lo vería como un arte.  Cuando descubrí mi talento deje el ejército, me dedique a un trabajo no muy común, me hice asesina a sueldo, si, así es, mi talento es el de matar, mi arte es el de matar, voy allá a donde me contratan, siempre personas culpables, nunca inocentes, es mi forma de hacer justicia. Acecho y estudio a mi víctima, cuando la tengo controlada solo necesito escoger el momento adecuado y voy a por ella.

El arte no está solo es la forma de matar, si no de que nadie se de cuenta de que ha sido un asesinato, si no que piensen que se ha tratado de un accidente, no hay que dejar huella ni ningún tipo de pista, esa es la clave. Hay pocas como yo, pero mientras unos cantan, otros dibujan, hacen arte, etc yo, yo limpio el mundo de basura, hago mi arte, el arte de matar, yo llevo a cabo la obra maestra de una asesina a sueldo. Con esto entendí que todos tenemos un talento, unos más ocultos que otros, pero quizás esos talentos ocultos lo estén porque puede que sean talentos oscuros, pero a pesar de ello son talentos, solo hay que saber como utilizarlos y para qué, para hacer el mal o hacer el bien, pero todos tenemos talentos, solo hay que encontrarlos o descubrirlos.

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