Naturaleza

Un lugar que se ha convertido en mi santuario, ese lugar a donde no puedo dejar de ir porque es especial, un lugar donde recargar las pilas para volver llena de energía, un lugar que sólo alberga buenos recuerdos, llenos de buenos momentos, diversión y sentimientos de libertad. Ese lugar que se convirtió en especial desde el primer momento en que lo pise, desde entonces ningún otro lugar me ha hecho sentir nada así como lo hace este, mi santuario. No hay nada mejor en este mundo que estar rodeada de naturaleza, sentir la brisa de la montaña en tu cara, el frescor del agua en tus pies, acompañado de esos pequeños alevines que insisten en rodearte y hacerte cosquillas, ese lugar donde los animales pasean en libertad y puedes observar toda la belleza que hay en ellos cuando recorres el bosque y los senderos, en ese silencio ruidoso de la montaña. Sentarte a la sombra de un árbol y observar el cielo azul lleno de vida, subir a lo más alto y ver esos hermosos paisajes recorriendo con la mirada todo el valle. Adentrarse en el bosque y caminar entre sus arboles con esa sensación de tranquilidad y espera, la espera de ver a un pequeño ser como un hada o pequeño duende paseando por su hogar, despistado sin esperar que tu estés ahí, viéndolo pasear. No hay lugar que me haga sentir tan bien y tan libre como lo hace la montaña.

La montaña, mi paraíso, un lugar mágico.